"Las ciudades tienen la capacidad de
proporcionar algo para todo el mundo,
sólo porque, y sólo cuando,
se crean para todo el mundo".
Jane Jacobs
Por razones de trabajo estuve algunos días en Huatulco. Como siempre la pasé de súper lujo gracias a mi querida Nadia Zubenko y a la Asociación Amigos de la Música. Entre otras cosas, lo que yo observé es que el otrora pueblo pequeño y tranquilo que yo conocí está pasando por nuevas etapas propias del “progreso” que toda comunidad que cuenta con valores, gente buena, tranquilidad, armonía, belleza panorámica y excelente clima, entre otras cosas, tiene que experimentar.
Huatulco siempre ha sido un lugar de mucho turismo nacional y extranjero. Y en el caso de este último, cada vez llegan más extranjeros de nacionalidad canadiense, y cada vez llegan más y más jubilados. Obviamente, desde mi perspectiva, esto trae como consecuencia mayores ingresos económicos en todos los sentidos y para toda la población. Sólo que hay un problema que se visibiliza paulatinamente, y éste es que los propietarios de inmuebles para pernoctar están elevando de manera desproporcionada las rentas, de tal suerte que la gente local tiene que salirse de esas áreas para buscar inmuebles para rentar que están muy alejadas. Los propietarios prefieren tener sus inmuebles cerrados y esperar la llegada de los extranjeros, pues, por obvias razones, ganarán muchísimo más.
Este fenómeno es llamado “gentrificación”. De hecho, la definición exacta del término se estableció en los años 60 del siglo pasado en Inglaterra y se origina en la palabra inglesa “gentrification” que deriva del sustantivo gentry, ‘alta burguesía, pequeña aristocracia, familia bien o gente de bien’, y se ha adaptado al español como gentrificación, que el diccionario académico define como ‘proceso de renovación de una zona urbana, generalmente popular o deteriorada, que implica el desplazamiento de su población original por parte de otra de un mayor poder adquisitivo’.
Por tanto, este fenómeno se puede dar entre nacionales o entre nacionales y extranjeros.
Obviamente esto hace que los vecinos originarios de esos lugares se vean desplazados por las altas rentas a otros lugares más accesibles económicamente hablando, pero que fueron quienes en realidad desarrollaron esos lugares y les dieron ese aspecto agradable.
La gentrificación se disparó con la pandemia, al establecerse la normatividad laboral de que la gente podía realizar su trabajo desde casa o desde cualquier lugar. Y esto también benefició a las compañías al darse cuenta que podían disminuir sus gastos operativos en instalaciones.
En México, la gentrificación es el fenómeno de la transformación de las colonias y el desplazamiento de los residentes locales por visitantes extranjeros. Es decir, que las colonias, comúnmente populares, obtienen mejoras y, por ende, incremento en los precios de la vivienda. Así, llegan nuevos residentes, quienes tienen un mayor poder adquisitivo o se conocen como nómadas digitales extranjeros, para desplazar a los habitantes locales hacia otras zonas más económicas. Usualmente más pobres y más alejadas.
La gentrificación es un fenómeno que va in crescendo y no sólo en México, sino en varias partes del mundo. En cierto modo es un mal necesario. Pero lo que tenemos que hacer es buscar nuevas formas para que nuestra gente no se vea ni desplazada ni perjudicada por este fenómeno. Los gobiernos tienen que estar preparados con políticas públicas adecuadas y no esperar a que se dé el conflicto.
Es mi opinión muy personal que la convivencia entre nacionales y extranjeros puede traer como consecuencia una comunidad llena de posibilidades culturales y riqueza económica, pero siempre que haya un equilibrio. Estos son otros tiempos, hay otras cosmovisiones y otras necesidades. El mundo cada vez es más pequeño, tanto, que se va cumpliendo la profecía de que este planeta es una aldea global. Los nómadas digitales han llegado. Se está estableciendo en nuestro país. Y hablando de una posibilidad de ficción, en estos momentos de escribir este artículo, mi antípoda debe estar escribiendo algo similar a lo que planteo, pero que está sucediendo en su país.