"Bitcoin hará a los bancos lo que el correo
electrónico hizo a la industria postal."
Rick Falkvinge
Como comenté en el artículo anterior, las diferentes generaciones que todavía convivimos en este mundo tienen formas diferentes de ser y ver la vida. Nosotros, los de la generación Baby Boomers (1945-1964) tenemos costumbres diferentes, y, específicamente, en el caso del dinero, tenemos muchísima desconfianza al manejarlo bajo esquemas que no sean los tradicionales. Es decir, todo lo metemos al banco, que es lo que ahora se llama “finanzas centralizadas”.
Para nosotros, y seguro para las personas más tradicionales o conservadoras preferimos las finanzas centralizadas (CeFi) por las siguientes razones:
Regulación y Protección: Las instituciones financieras tradicionales están sujetas a regulaciones gubernamentales, lo que proporciona un nivel de seguridad y protección para los inversores.
Estabilidad: Los mercados financieros tradicionales suelen ser menos volátiles que los mercados de criptomonedas, lo que puede significar menor riesgo de grandes pérdidas en cortos periodos de tiempo.
Servicios Diversos: Ofrecen una amplia gama de servicios financieros, como préstamos, hipotecas, tarjetas de crédito, asesoramiento financiero y seguros.
Confianza y Reconocimiento: Las instituciones financieras tradicionales tienen una larga trayectoria y son generalmente de confianza, lo que genera una mayor confianza entre los consumidores.
Facilidad de Uso: Las plataformas y servicios son generalmente fáciles de usar y están respaldados por atención al cliente. (Aunque esto, con los cambios tecnológicos que ahora tenemos, hacen muy difícil el acceso a los adultos mayores, porque desconocen las nuevas tecnologías. Y, de hecho, se dan muchos fraudes financieros con este segmento de la población. En 2023 se registraron, en el primer semestre, 12,841 reclamaciones por posible fraude en el sector de las personas adultas mayores).
Seguridad: Invierten mucho en la seguridad de los fondos y la protección contra fraudes.
Con las nuevas tecnologías se han ido creando formas novedosas en muchísimas actividades y negocios del quehacer humano y hemos sido testigos de los cambios drásticos en la forma de vivir nuestra cotidianidad, por ejemplo. Por eso utilicé el epígrafe que hoy nos acompaña. Estoy convencido que, efectivamente, el email, el whatsapp, y otras modalidades y aplicaciones de comunicación, han causado la desaparición del servicio postal. Mucha gente ha dejado de escribir cartas. Ese intercambio epistolar ha dejado de existir. Ese intercambio que nos dejaba su testimonio en las cartas que sigo guardando en un cajón, y que, a mí, todavía me hace regresar con mucha nostalgia a aquellos tiempos de felicidad. Y a veces de mucha nostalgia. Perdón por la digresión.
Por esa razón nos parece muy difícil, casi imposible, cambiar las cosas y las formas a las que estamos acostumbrados desde nuestro nacimiento.
Sin embargo, las finanzas descentralizadas (DeFi) permiten las siguientes ventajas:
Eliminación de Intermediarios: Permite a los usuarios interactuar directamente entre sí sin necesidad de intermediarios, lo que puede reducir costos y aumentar la eficiencia. Y también los beneficios.
Accesibilidad Global: Cualquiera con una conexión a Internet puede acceder a servicios financieros, sin importar su ubicación geográfica.
Transparencia: Las transacciones en finanzas descentralizadas son públicas y verificables en la blockchain, lo que añade un nivel de transparencia.
Innovación Rápida: El ecosistema está en constante evolución con nuevas aplicaciones y servicios que se desarrollan rápidamente.
Control Personal: Los usuarios tienen control total sobre sus fondos y decisiones financieras.
¿Tendremos la capacidad, nosotros, los de las viejas generaciones transformarnos para las nuevas formas y progresar de maneras que nunca habíamos imaginado?
En mi caso, he decidido correr el riesgo.
Más de este tema en mis próximas columnas.