"Cuando entiendas que hay otra forma de ver las cosas,
entenderás el significado de la palabra tolerancia".
Dalai Lama
Cuando era niño, ser tolerante no era una palabra difícil de aceptar y aplicar. Simplemente obedecíamos sin chistar lo que decían nuestros mayores y nos adaptábamos a eso. Todos, en cierto modo éramos iguales. Todos, o casi todos, teníamos las mismas creencias, las mismas actitudes y comportamientos. Claro, había cosas “raras”, y eso sí era criticado, pero nadie decía que, por estar en contra fuera malo. Todo lo demás era standard, y si lo hacíamos, todo era felicidad. Todos estábamos dentro del mismo corral.
La sociedad en los años 60 estaba muy bien moldeada por lo que decían el gobierno y los medios de comunicación. Y si las cosas no eran como ellos decían, entonces todos se ponían en contra. Era como si la opinión de los que detentaban el poder fuera la ley. Y eso ha sido parte de la historia de la humanidad.
Por estas razones, aquellos que iniciaron revueltas y revoluciones eran perseguidos, pues eran “desestabilizadores sociales”.
Había una cierta cantidad de “tolerancia”, sobre todo, para aquellos cuyos comportamientos no eran peligrosos para el poder.
La tolerancia es la capacidad de aceptar y respetar las diferencias, ya sea de opiniones, creencias, culturas, costumbres o formas de vida, aunque no necesariamente se compartan. Implica reconocer la diversidad como un valor fundamental y convivir en armonía sin imponer las propias ideas a los demás. Y eso nos lleva a la conclusión de que la diversidad enriquece una sociedad.
Quien es tolerante promueve la paz: la tolerancia reduce conflictos y fomenta la convivencia pacífica en comunidades diversas.
La tolerancia enriquece a la sociedad: Quien que acepta diferentes perspectivas y culturas amplía horizontes y fortalece las relaciones humanas.
Fomenta el desarrollo personal: Aprender a ser tolerante implica desarrollar empatía, paciencia y apertura mental.
La tolerancia sienta las bases para la igualdad: ayuda a combatir prejuicios y discriminaciones, construyendo una sociedad más justa.
John Locke afirmó en su ensayo “carta sobre la tolerancia”, que la verdadera convivencia depende de respetar la libertad de conciencia de los demás, especialmente en temas religiosos. Sin embargo, nos hemos dado cuenta que las diferencias no sólo se dan en temas religiosos. Por ello, la definición de la intolerancia se ha ido diversificando.
La ONU define a la tolerancia como un ejercicio razonado que se basa en el diálogo, el intercambio y la aceptación de las diferencias. Es una actitud activa y positiva que se inspira en el respeto y el reconocimiento de los derechos y libertades de los demás.
La tolerancia es otro de los pilares fundamentales en la educación en valores: Enseñar tolerancia en las escuelas es esencial para crear un entorno inclusivo, respetuoso y pacífico. Implica cultivar una mentalidad abierta entre los estudiantes, ayudándoles a comprender y respetar las diferencias en sus compañeros. Y para ilustrar un poco más te dejo esta historia que nos hace reflexionar sobre la importancia de no insistir en que sólo nosotros tenemos la verdad absoluta. Porque no hay verdades absolutas. Todo es relativo.
En un pequeño pueblo multicultural, convivían familias de diferentes religiones: cristianos, musulmanes y judíos. Cada año, cada comunidad celebraba su propia festividad principal: la Navidad, el Ramadán y el Hanukkah. Aunque todos se respetaban, rara vez participaban en las festividades de los demás.
Sin embargo, y como frecuentemente sucede con la naturaleza, un día, una fuerte tormenta implacable y terrible dejó sin electricidad a todo el pueblo justo en diciembre, cuando las festividades coincidían. Ante tal emergencia, todas las familias tuvieron que refugiarse en la escuela local, el único edificio con generadores.
Una vez juntos, comenzaron a compartir alimentos y tradiciones. Los cristianos enseñaron villancicos, los musulmanes explicaron el significado del ayuno, y los judíos encendieron la menorá, invitando a todos a reflexionar sobre la luz y la esperanza. Esa noche, las diferencias no eran barreras, las diferencias se convirtieron en puentes que conectaron corazones.
Desde entonces, el pueblo decidió celebrar un festival anual de la diversidad, donde todas las comunidades compartían sus tradiciones. Aprendieron que la tolerancia no es sólo aceptar al otro, sino también valorar lo que cada uno aporta a la comunidad.
Con este tema, doy por concluida la serie de artículos sobre los elementos fundamentales en una educación en valores: respeto, responsabilidad, empatía, solidaridad, honestidad, justicia y tolerancia.
Mis mejores deseos para ti en esta Navidad. Vendría bien una reflexión durante la cena navideña sobre las razones de esta celebración que da sentido a nuestras vidas.