“Si no hay héroes que te salven,
te tienes que convertir en héroe".
Denpa Kyoshi
Siempre he pensado que en la lotería de la vida nos tocan los padres que nos tocan. Ellos pueden ser buenos o malos, con educación o sin educación, personas buenas que nos guían o personas malas que en lugar de amar a los suyos son maltratadores, en fin, la vida no nos garantiza la calidad de los padres que tenemos.
Esto significa, como dice el dicho: de tal palo, tal astilla. Y en ese sentido, en esencia, las personas se van formando y desarrollando su carácter por lo que viven en casa. Por la manera en que se conducen sus padres. Por la forma en que gestionan los conflictos en el seno familiar. Claro, a menos que te atrevas a romper el molde.
La violencia no llega por sí sola. Es el reflejo de lo que se vive en el día a día. Se aprende a ser una buena o mala persona desde la casa. Y más tarde, lo que nos sucede en el ambiente en el que nos desenvolvemos.
La Organización mundial de la Salud, OMS, confirma en sus estudios que: seis de cada 10 niños menores de 5 años (alrededor de 400 millones) sufren regularmente castigos corporales o violencia psicológica perpetrados por sus progenitores o cuidadores; una de cada 5 mujeres y uno de cada siete hombres declaran haber sufrido abusos sexuales durante la infancia; el maltrato infantil tiene muchas consecuencias, como problemas de salud física y mental que duran de por vida. Además, sus repercusiones sociales y laborales pueden ralentizar el desarrollo económico y social de un país a largo plazo; el maltrato infantil suele quedar oculto y solo una parte de las víctimas recibe el apoyo de profesionales de la salud en algún momento; un niño que ha sufrido abusos tiene mayor probabilidad de abusar de otros cuando llega a la edad adulta, de tal modo que la violencia se transmite de una generación a otra; es posible prevenir el maltrato infantil antes de que ocurra; la prevención eficaz pasa, entre otras fórmulas, por apoyar a los padres y formarlos en la crianza de los hijos, y por reforzar las leyes que prohíben los castigos violentos.
Podemos deducir, por lo antes expuesto, que una persona abusadora, es muy probable que ha sido abusada desde el hogar, y desarrollado un odio tal, que lo manifiesta con personas más vulnerables. Sin que esto quiera decir que sólo en la familia se da esto. También puede haber personas abusadoras que, al abusar de otra, y esta última, al sentirse agraviada, pueda convertirse también, en una persona abusadora.
El maltrato infantil, según la OMS, que se define como cualquier forma de abuso o desatención que afecte a un menor de 18 años, abarca todo tipo de maltrato físico o afectivo, abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial o de otra índole que dañe o pueda dañar la salud, el desarrollo o la dignidad del menor o que pueda poner en peligro su supervivencia en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder.
Se calcula que cada año mueren por homicidio 40,150 menores de 18 años, algunos de ellos, probablemente, como consecuencia del maltrato. Se trata casi con toda seguridad de una subestimación de la verdadera magnitud del problema, ya que muchas muertes debidas al maltrato infantil se atribuyen erróneamente a caídas, quemaduras, ahogamientos u otras causas.
Una vez sabiendo esto, nos damos cuenta que todo lo que aprendemos en casa lo llevamos a la escuela y, posteriormente al entorno social. Y si agregamos a esto, la conducta de algunos maestros y maestras, pues creamos un conflicto de tal magnitud, que la violencia escolar se hace más terrible.
En mi concepto, la escuela debería ser un oasis de libertad emocional, más empática, solidaria y motivante para el aprendizaje académico y social de los y las estudiantes.
En el sitio web del gobierno de México se menciona que: la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) afirma que nuestro país ocupa el primer lugar a nivel internacional en casos de acoso escolar en educación básica. Asimismo, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) señala que 7 de cada 10 niños han sido víctimas de este problema.
La violencia escolar se entiende como toda agresión realizada dentro del ambiente de las instituciones educativas, la cual puede expresarse de distintas formas por los actores que conforman la comunidad escolar. Es decir, no se reduce a la cometida entre estudiantes, también involucra otros actores como padres de familia, maestros, directivos y personal administrativo… En muchos casos, la violencia en el ambiente escolar deriva de un entorno que acepta y legitima las conductas violentas debido a la cultura arraigada de agresiones que se tiene en la sociedad, y a la que yo he dado en llamar “cultura de la bronca”, aunado a la falta de una cultura de respeto a los derechos humanos de las niñas, niños y adolescentes.
Este es un tema muy difícil de reconocer y abordar. Sin embargo, es algo que tenemos que reconocer y comenzar a establecer normatividad en los centros escolares para combatirlo. Hay muchas soluciones que veremos en nuestro próximo artículo.