Preservar la vida y los bienes de la población es una responsabilidad de las autoridades, pero como en toda tarea de esa magnitud se necesita de la colaboración de los propios objetivos.
El inicio formal de la época de lluvias viene acompañado de la incertidumbre sobre si se han realizado las tareas de prevención necesarias.
Periódicamente, los efectos del cambio climático se sienten con toda su crudeza en la entidad, cuando la fuerza destructiva del agua y el viento ha rebasado las medidas preventivas y ocasionado desastres.
A casi cuatro años, también prevalecen los riesgos ocultos provocados por los efectos del sismo del 19 de septiembre de 2017. Son factores que no pueden dejar de contemplarse a fin de que las afectaciones por las lluvias se mantengan en niveles moderados.
En todo eso, la ciudadanía tiene un papel determinante.