Aunque se le mantiene relegada, la ciencia es fundamental en nuestras vidas, porque no solo es fuente de progreso sino de cuidado de la salud y de la vida.
Basta con leer el artículo que hoy ofrece la Academia de Ciencias de Morelos (páginas 16 y 17) acerca del peligro que constituye el uso de lámparas de luz ultravioleta para supuestamente matar el coronavirus causante de la pandemia, o del riesgo innecesario que se corre con los llamados tapates sanitizantes.
Las prácticas cotidianas que por cualquier motivo se generalizan no son necesariamente las más sanas o adecuadas y solo las podemos desterrar a través de información verificada y muy clara, una de las muchas tareas de la ciencia.