Ayer el esquema se repitió en el Paseo Cuauhnáhuac, cerrado por unas decenas de personas que así incomunicaron a decenas de miles, imposibilitadas de llegar a su destino, fuera este el trabajo, la escuela o cualquier otro.
La cuantificación de los daños es enorme y no justifica la permanencia de un tipo de protesta disfrazada de social pero que en realidad parece la búsqueda de esa notoriedad que sólo da regalías a unos cuantos y a costa de todos.