La prevención es la mejor forma de combatir la enfermedad, que no tiene cura ni vacuna, al igual que las otras dos.
Sin embargo, podemos observar con sorpresa que la gente se ha acostumbrado a convivir con esos males y cuando son afectados lo aceptan como si de gripa se tratara. Por lo mismo, no intentan combatir la proliferación del mosquito transmisor y dejan en la autoridad todo esfuerzo de salud, cuando este medra lo mismo en espacios públicos que privados, donde justo corresponde a los ciudadanos asumir las medidas profilácticas.
Aunque la temporada de lluvias aumenta el riesgo, el mismo existe en cualquier época del año si la población no participa.
Ojalá que haya pronto un cambio de actitud antes de que esa adaptación a vivir con enfermedad no termine por generar los daños que ha ocasionado el zika en otras latitudes.