En los casos más sonados los delincuentes no sólo han burlado las escasas previsiones tomadas en los planteles atacados, sino que a manera de burla han dejado su huella.
Por supuesto que eso, con una hábil investigación, puede delatarlos con mayor facilidad.
Los objetos robados tienen las marcas del inventario y es posible seguir su ruta, pero eso debe hacerlo la Fiscalía, que no le ha dado prioridad.
Sin embargo, la afectación ha sido a las escuelas públicas, que durante décadas se mantienen como ejemplo del esduerzo social, el civismo y la convivencia, por lo que bien merece el esfuerzo de poner un freno a esos actos, para lo cuál se le debe dar el tratamiento especial que han recibido determinados casos.