Lamento decirle a Agustín que la cosa debe ser al revés. Pingo debería darme a mi paz y tranquilidad, pero se empeña en hacerme quedar mal cada vez que expresa sus comentarios en torno a lo que ve, siente y huele (ya que como buen perro tiene el olfato muy desarrollado) del ambiente político morelense, que a su juicio tiene mal olor, porque -dice- hay tantos políticos chamuscados mezclados con otros que huelen a servilismo o a traición -Pingo dice que incluso a ambas cosas a la vez- que quien inventara un desodorante de ambiente para contrarrestar esa fragancia se haría rico.
Lo que dijo al respecto suena interesante, pero como hoy hay poco espacio en la columna, mañana seguiré.