Ayer el Congreso, como se comienza a volver tradición, se llenó de manifestantes que reclamaban las causas más diversas.
Sin embargo, aparte de permitir el desahogo mediante el pataleo, pocas cosas se arreglan en el Congreso.
El Poder Judicial también se ha visto arrastrado por los excesos de quien le dirige, más preocupado por la imagen que por la sustancia.
Además, no puede dejar de mencionarse su inclinación partidista, lo que hace que ya no sea imparcial en su papel –irónicamente- de juez.
Los partidos políticos han ocasionado todo eso. En su momento el PRD partidizó las instituciones y luego el PAN le copió.
Y el PRI no se queda atrás.
Y aunque les pareció algo sin consecuencia, los ciudadanos lo comenzamos a sufrir.