Por ejemplo, podrían hacer una gran historia de lo que hoy es la triste historia de la guerra contra el narcotráfico, como se le llamo desde un principio a la guerra de nunca acabar.
Me imagino que la gente que ve telenovelas podría ser educada en varias vertientes con semejante relato: quizá lo más práctico sería para generar buenos reflejos y que los alumnos (quizá así debamos llamar desde ahora a los televidentes) se condicionen para tirarse al piso cuando suenen los balazos y no haya mayores consecuencias, lo que quiere decir que desde el piso podrán seguir con atención la telenovela del momento mientras afuera las cosas se calman.
También la trama podría abordar la utilidad que tiene la citada guerra, a fin de que a todos esos niños y jóvenes que se criaron con un videojuego en las manos encuentren no se les califique de ociosos, sino de ciudadanos en entrenamiento para cuando se requiera disparar de a deverás.
Algo así como lo que ocurre en la película “marcianos al ataque”, en la que quienes más exitosamente se defienden de los extraterrestres son dos jóvenes que sólo sabían dedicarse a un jueguito que consistía en disparar con una “pistola laser”.
La dichosa telenovela sería una reivindicación de su (falta de)actividad.
En fin, que se ha abierto ante nosotros todo un mundo de posibilidades, gracias a la propuesta estratégica de quien sólo piensa en nosotros (y en complacer a su patrona, la famosa maestra Elba Esther).