Por lo menos la grosera protesta ?los tipos malencarados que manejaban los grandes camiones aceleraban sin precaución, tocaron sus estridentes claxons y circulaban con poca precaución al final de su protesta- hizo que los ciudadanos los odiáramos, por tan desconsiderada forma de hacerse notar.
También noté que varios de los transeúntes tuvimos la misma sensación de presenciar un reclamo de camioneros cetemistas y pensábamos que era su segunda aparición en las calles luego de la marcha del domingo. Pero no. Los logos estaban en las puertas de los vehículos en que viajaban los reclamantes: NGS, Nuevo Grupo Sindical, la asociación favorita del régimen
Por eso no entiendo la naturaleza o la finalidad de la protesta de ayer.
Algún plan malévolo cuyo final ya se sabe, porque allí no dan paso sin huarache.
Lo único malo es que, como siempre, pasan a traer a los más mensos, quiero decir, a los más indefensos de esta historia, que somos los ciudadanos. Y eso de pasar a traer es más que una figura retórica, porque los camioneros retiraron su bloqueo a toda velocidad. Si los peatones no éramos lo suficientemente rápidos, no nos iría bien.
Peatones, automovilistas, estudiantes, burócratas, trabajadores en general. Y solo me refiero a lo que ocurrió en el primer cuadro, no he narrado lo que padecieron quienes pretendían entrar a Cuernavaca por Plan de Ayala o por el sur. Todos fuimos afectados por este reclamo que, para rematar, fue de muchos decibeles, cuando los insensibles choferes hicieron sonar al unísono sus claxons, como ya lo dije y lo repito.
Habrá que esperar a conocer el final de esta historia.