Para hacer sus críticas siempre busca una fuente, porque quiere que sus palabras tengan contundencia. Aunque para mi sorpresa su inspiración fue el canal de televisión restringida llamado Animal Planet, al que tan aficionado es el noble animal, (menos al programa del encantador de perros, que odia).
Pingo aseguró que no le sorprende nada lo que ha visto en la tele y en los periódicos porque es una conducta muy característica de los políticos, que todos los días ve, especialmente en los programas que tratan de la vida y milagros de los animales salvajes.
Dijo que allí observa cómo esas criaturas defienden con garras y colmillos su alimento y que ni por tantito se rinden a menos que de plano los derrote un rival más fuerte.
Indicó que en el caso de la maestra se da eso, que no hay quien le supere en las habilidades para sobrevivir a la ley de la selva y que por eso tiene el derecho (admito que Pingo lo dijo con ironía, no como una afirmación) de quedarse con todo el antílope que puedan comer.
El ruido desatado por sus declaraciones de que pactó con el actual presidente un reparto del poder es fuerte y no deja de tener repercusiones, pero el Pingo cree que fuera de eso no pasará nada, porque la selva necesita no gente honesta, sino quien garantice el orden y el control, por lo que quien manda seguirá mandando.
Todos los demás no dejarán de ser, lo ratificó el malvado Pingo, simple observadores sin derecho a opinar. Si acaso, a quedarse con las sobras del festín.