Y como para colmo también es aficionado al cine, pues decidió dedicar su sesudo análisis de hoy a una película llamada “legalmente rubia 2” (Legally blonde 2, su nombre original), una producción del 2003 donde Reese Witherspoon (Elle) hace de las suyas en la capital del Estados Unidos, a donde va para salvar a la mamá de su perro chihuahua de las manos de una empresa que lo usa para probar cosméticos en un laboratorio.
En su aventura, la protagonista conmueve a los legisladores que tienen perros como mascota y al final, como era de esperarse, se sale con la suya.
Pingo encontró muchos paralelismos entre los congresistas que se presentan en esa película y los que despachan aquí en Morelos.
Frivolidad, falso apego por las causas sociales, carencia de compromiso, nada de fidelidad por las promesas hechas y otros rasgos igual de reconocibles aparecen en la cinta que –dice- podría ser la vida real en Morelos.
Señala además que está seguro de que nuestros congéneres asentados en esas curules que tanto cuestan bien podrían aplaudir a rabiar si defendieran causas como las que narra la historia fílmica citada, porque no los comprometerían a nada. Ni a rendir cuentas, ni a trabajar, ni a cumplir con los plazos que la ley establece para sus labores ni nada de nada.
O que a lo mejor -sugiere el Pingo- si los ciudadanos morelenses usáramos las técnicas allí propuestas por esa heroína quizá tendríamos un Poder Legislativo más eficiente.
Así es que si un día ve usted en el edificio del Congreso a una chica totalmente vestida de rosa con un perro chihuahua en su bolso, quizá sea una lectora de esta columna que intenta promover, por ejemplo, las candidaturas ciudadanas.
Suena a técnica desesperada, pero es mejor que quedarse con los brazos cruzados.