Lamentablemente son otras cosas las que hoy se enseñan a los niños y jóvenes, lo que ha deteriorado a la sociedad mexicana, por lo que tenemos que recuperar el camino, porque le deterioro moral puede convertirse en la pérdida de otros bienes más tangibles e igual de necesarios.
México nos ofrece aún importantes oportunidades de desarrollo, pero las nuevas generaciones, criadas en la insensibilidad, se empeñan en no ver a menos que lleven a cantidad importante de dinero y sin mucho esfuerzo.
Sin embargo, los adultos sabemos que ese no es el camino, pero no hemos sido lo suficientemente hábiles para transmitir esa valiosa información y de esa manera romper el círculo vicioso.
Los medios de comunicación juegan un papel decisivo en esta tarea, ya que lo que los menores de edad ven es lo que imitan, ahora que no es con la enseñanza práctica de sus padres y sus maestros como aprenden, sino con la información que les llegue por otros caminos.
Por eso, el camino para el desarrollo pasa porque los adultos realicemos nuestra tarea de educar, pero también exige a los medios de comunicación ser responsables en su tarea diaria.
Por supuesto, a las autoridades debería corresponder que unos y otros hagamos lo correcto y sancionar a quienes se salen del consenso social.
Pero por el hecho de que alguna de las partes no cumpla con su deber no debe significar que los demás también incumplan.
Los ciudadanos tenemos que hacer el esfuerzo principal, porque somos los principales perjudicados, aunque al mismo tiempo seremos los primeros beneficiados cuando las cosas se hagan bien.
Educar a toda una generación para que busque su desarrollo por el camino correcto es una tarea que nadie parece querer hacer, pero ya sentimos las consecuencias de ese abandono.
Nuestra patria necesita que nos pongamos a trabajar. Entre más pronto lo hagamos, más pronto veremos los frutos.