Y dice que le duele no haber estado por dos razones: la histórica, al demostrar los científicos su poder de convocatoria (reunieron a más de tres mil personas pese a que la convocatoria se difundió apenas 24 horas antes de la marcha) y el peso creciente que ya tienen en la sociedad morelense.
La otra razón para haber estado dice Pingo que es práctica: le habría encantado espantar a mordidas y ladridos a Graco Ramírez, el campeón de los oportunistas, que se apareció en la marcha junto con uno de sus barberos (el Pingo es muy cruel a la hora de usar calificativos contra los que se dedican a la política).
El astuto animal me contó todo lo que habría podido hacerle al senador con tal de devolver a la marcha su pureza (ahorro los detalles porque son francamente crueles, aunque a los del periódico amarillista del negocio de enfrente podría interesarles) aunque luego concluyó que pudo más la buena vibra y la energía positiva de quienes exigen poner fin a la violencia que enluta Morelos y la energía oscura que emana del senador y de su achichincle quedó rápidamente desactivada.
Pingo reconoce que Graco tiene suerte, lo que le ayudó a que no se diera ese encuentro cercano del tercer tipo entre el perro que considera que la dignidad está por encima de todo y el político que carece de todo rastro de esa condición, supeditado como está a vivir bien al precio que sea.
En fin. Por lo pronto han quedado para la posteridad esas imágenes que desmienten el estereotipo de que los científicos y quienes aspiran a emularlos viven encerrado sen sus torres de marfil.
1 comentario
Hey
Estimado intento de Periodista, Pingo como te haces llamar, eres verdaderamente un… Compartelo!