No entiendo por qué tanto brinco estando el suelo tan parejo. No se necesita ningún convenio, ninguna firma, nada, absolutamente nada más que voluntad política para evitar que ese y otros programas a los que se destinan cuantiosos recursos públicos terminen en ayuda de políticos que quieren un buen hueso en 2012 por la vía del voto.
El código penal ya contempla sanciones, que sólo hay que aplicar. No hay vuelta de hoja, pero quienes consideran que los ciudadanos tenemos un retraso mental dicen cada cosa que, como en este caso, sacan de quicio a cualquiera.
Lo mismo me pasa cuando habla el contralor Alfredo Jaime de la Torre o el auditor superior (o como se llame su cargo) Luis Manuel González Velázquez y dicen una bola de tarugadas para justificar el pago de su quincena, pero no en lo que deben (que es detectar y perseguir a los corruptos).
Tantos planes que hice para tener pensamientos positivos lo que queda del año pero esta gente no lo permite.
A veces pienso que Pingo –el perro que en la casa de ustedes se siente el amo- tiene razón en insistir en una reforma al código penal –precisamente – para que los actos probados de corrupción se castiguen mucho más dureza y con penas auténticamente corporales. Pero esto es México y nunca pasará algo así.