Me daba la impresión, cuando noté eso, como que hasta se relamía los bigotes –que tiene, y en abundancia- o como que se le hacía agua la boca.
Y no me equivoqué, porque luego supe el origen de su condición actual: cuando se enteró de que la resolución de la candidatura priista al gobierno del estado no había salido como esperaban y que al final Manuel Martínez se había rebelado ante los designios llegados desde la ciudad de México.
Pingo considera que esas dos decisiones (elegir a Amado Orihuela como “candidato de unidad” y la postura de reto de su principal rival) hará que corra la sangre, y a chorros, hablando figuradamente.
En realidad Pingo se imagina que verá algo así como una película de Quentin Tarantino, porque dice que hasta en el PRD las cosas se movieron e incluso el impasible Graco se tuvo que sujetar las manos para que no se le notara el temblor.
El astuto can asegura que el escenario para Martínez Garrigós es amplio e incluye la posibilidad de postularse con el logo perredista o de cualquier otro partido que lo acepte, como ya ha ocurrido en otras entidades donde ha habido conflictos parecidos.
Por lo mismo, son muchos los que sufrirán la decepción de no tener en sus manos lo que pensaron bien seguro. Eso significa que en el PRI y en el PRD se ha dado el mismo efecto que en el pan, donde el candidato oficial y oficioso hoy tiene problemas serios para imponerse.
En fin, Pingo está a la espera de lo que, piensa, será una masacre política, una lucha de todos contra todos. Y todavía falta para la elección