La pregunta es buena, pues los nexos son más que evidentes. Pero eso es asunto de los priistas que, como decíamos ayer, se darán hasta con la cubeta debido a lo mucho que está en juego en su proceso interno.
Eso, en un país democrático, se limitaría a tener impacto en el proceso electoral y luego todo volvería a la normalidad, pero en éste país, donde la alternancia en el poder no llegó a ser democracia verdadera, pleitos como el que dará mucho de que hablar en las próximas semanas dejan heridas de difícil cicatrización.
Para empezar, ni siquiera es definitivo el reacomodo de fuerzas que se ha dado en el PRI a raíz del nombramiento de Amado Orihuela.
Ahora, las olas que se han desatado llegan hasta los partidos rivales. No olvidemos que en México la gente siempre se inclina por las víctimas, y en dos años sus enemigos externos y ahora los internos se han encargadote hacer de Martínez Garrigós la víctima número uno.
Las fuerzas que se han desatado serán intensas. Los ciudadanos, ajenos a lo que está en juego, tenemos que agarrarnos muy bien, porque hasta a nosotros nos tocará la sacudida.