Hoy, quienes resultaron ganadores se la pasan inventan argumentos para justificar tanto lo que no pudieron hacer, como lo que hicieron.
Los grandes luchadores por el desarrollo económico, la seguridad pública, la educación de excelencia, la salud para todos y no sé cuantas cosas más hoy son los reyes de la excusa a la hora de hablar de esos temas y de cualquier otro.
Con los bolsillos llenos, a veces incluso ni se preocupan de buscarse un pretexto o lo buscan en el catálogo de lo patético y grotesco, como en el caso del alcalde de Jojutla, que durante más de dos años ha dejado que su hijo y sus chalanes hagan y deshagan mientras él administra sus negocios. Y sus felices sueños. El Ayuntamiento que dice gobernar, por supuesto, está en la ruina.
Hoy todos aquellos jilgueros que tienen las soluciones a los problemas de la sociedad morelense en tres años tendrán en sus manos un acordeón con una lista impresionante de pretextos para justificar lo injustificable.
Por lo menos eso ocurrirá si los ciudadano sólo cuestionamos al final y no durante el ejercicio del acto de gobierno. Hasta les salimos cómodos a quines gobiernan, porque sólo nos quejamos en una época específica del año y el resto dejamos que esa gente haga y deshaga.
Por supuesto, no hay mecanismos de control que mejores ese panorama porque quienes los deben aprobar, los políticos no quieren nada de esas cosas. Y siempre se han salido con la suya.