De allí entro en materia: las campañas políticas que vemos en Morelos, tanto las federales como las estatales, están basadas en la pérdida absoluta de imaginación.
El único que hacía gala de ella ya agotó todas sus reservas y quedó tan falto de imaginación como sus rivales. Por supuesto, me refiero a Julio Yáñez, quien sin nada que perder podía decir cualquier cosa pero buscaba ponerle un poco de ingenio, pero ya ni eso.
No hay un solo formato nuevo, nadie ha ofrecido sus ideas en una presentación novedosa y todos, absolutamente todos los candidatos al cargo que sea usan el mismo formato, sin reconocer que los electores a los que dirigen el mensaje han cambiado por el paso del tiempo.
Acarreos, reparto de toda clase de objetos, algunos ridículos, carros de sonido con los estribillos de siempre y con el mismo volumen ofensivo. No hay ninguna innovación y eso transmite el mensaje de que todo será más de lo mismo.
Por supuesto, la culpa no la tienen esos pobres políticos, sino nosotros, los malvados electores que no les exigimos. Pero podemos y debemos corregir el error.