Los candidatos que no dijeron que harían cosas contra la Constitución y lo hicieron fueron muy dañinos para el país. Ahora quien lo dice y lo pueda hacer será peor, supongo.
Pero eso habla de desesperación, de impotencia y de la necesidad de reconstruir las alianzas interreligiosas que se armaron para apoyar al actual presidente con la teoría, apoyados con la teoría del miedo al Apocalipsis si él no llegaba a triunfar.
Por supuesto, no es la única persona que ha hecho propuestas que considero rayan en el terreno de lo salvaje.
Tanto a nivel nacional como estatal y municipal los candidatos ofrecen lo imposible, a la espera de que los incautos o los codiciosos caigan y generen más votos.
Todo esto ha sido posible por la indiferencia creciente que adoptamos los ciudadanos.
Cuando la sociedad vigila, los funcionarios públicos se miden un poco y a veces un mucho. Pero en Morelos la desesperanza por la falta de resultados nos ha llevado a callar, a no actuar.
En México, por extensión también ocurren esas cosas.
Pero la verdad, no sé si usted quiera esperar otro trienio, otro sexenio para buscar que las cosas cambien.
El tiempo corre a tal velocidad que más nos vale participar desde ahora para buscar un nuevo rumbo.
Lo que nos queda es participar en las urnas el 1 de julio. Decidir por qué candidato no es fácil, porque todos piensan igual y ofrecen casi lo mismo.
Pero votar es el comienzo.
Por favor, pase lo que pase, no deje de ir a votar. Más vale decir “lo intenté”, a lamentar con un “hubiera…”. Porque el hubiera no existe.