Uno de los lugares donde reclaman el recuento es en Miacatlán, pues los tricolores no entienden cómo fue que derrotaron a su gallo, Francisco León y Vélez Rivera, si éste forma parte de la casta gobernante que por lustros se repartió impunemente el poder con apenas algún vacío trianual.
Casi consideran la alcaldía de su propiedad, por lo cuál no entienden lo que pasó y reclamen lo que consideran un mal conteó y que en términos sociales no pasa de ser sólo un repudio de la población.
Y ese “voto por voto” lo han pedido hasta para Amado Orihuela, quien por su propia cuenta había aceptado la derrota.
Sin embargo, para fortuna de los priistas el recuento de votos que piden está ahora contemplado en la ley y están en su derecho, al igual que el resto de los partidos, de pedir tal cosa siempre y cuando se ajuste a lo que marca la legalidad.
En pocas palabras, aunque vía la votación los tricolores están condenados al marginación, en su reclamo electoral no son unos marginados, pues tienen la ley de su lado.