Para empezar, aunque se sentían como la divina envuelta en huevo, no eran tan creídos como ahora, que no dan un paso sin que su jefe de prensa les cuide las espaldas.
Y aunque ganaban más que el resto de sus congéneres, no ganaban ni robaban tanto como ahora. No quiere decir que robar poco sea lícito. Poco o mucho es inmoral y es un delito, pero la proporción se modificó.
Ahora los grandes raterazos de otras épocas parecen tontos al lado de sus homólogos del momento.
La política se modificó notablemente (los dos cambios arriba señalados son notables) pero las cosas no mejoraron para los ciudadanos, excepto un breve periodo en que pudimos soñar con mejores cosas, como una democracia verdadera que nunca llegó.
Ese es el mayor pecado de los panistas: haber engañado a la gente con la proclama del “cambio”, mientras dejaban las cosas como estaban, O las complicaban más.
Empezando por el lengua larga de Vicente Fox.
Por eso se necesitan , y mucho, vientos de cambio.