Malena es expulsada de su casa muy temprano. es de buen carácter y le gusta vestirse correctamente con al ropa que le regalan. Muchas almas caritativas le dan de comer.
Después de las diez de la noche, a veces más tarde, cuando cierran la terminal de autobuses en la que hace su vida, ella emprende el camino de regreso a una casa que no es suya y en la que a veces ni siquiera le permiten entrar.
Evaristo es otro caso. Tienen parálisis cerebral y camina con mucho trabajo y aunque lo intenta, no se entiende lo que habla. Pero se las arregla para mantenerse él solo. Acostumbra pedir limosna en los lugares más impensables (y peligrosos). Se coloca a media calle, cerca de algún tope, y extiende la mano. A veces usa un cartel que alguien le hizo donde pide la caridad del prójimo.
Creo que el es de Tequesquitengo, pero lo encuentro en muchos lugares de la entidad, a donde logra desplazarse a pesar de sus carencias físicas.
Otro caso es de un señor de muy avanzada edad (cuyo nombre ignoro) que pide limosna en una esquina de Plaza Cuernavaca. Muy encorvado, se desplaza con dificultad pero nunca falta a su cita. Es su trabajo y lo cumple estrictamente.
Creo que el viene de Amacuzac a la capital del estado. Mañanas y noches usa el autobús para desplazarse y religiosamente paga su boleto. No sé si le hagan descuento.
En el crucero del que come, aprovecha el semáforo en rojo para pedir dinero auto por auto. No siempre tiene suerte. A veces no falta el delincuente que llega a robarle el dinero duramente ganado.
Pero allí sigue.
Las tres personas que he citado están fuera de su casa todo el día. No sé si realmente le puedan llamar casa u hogar a ese lugar del que proceden.
Su actividad está centrada en ganarse la vida, en no ser una carga para los demás, quizá enfrentados a la terrible realidad de que nadie quiso hacerse cargo de ellos. En lo que hacen son muy buenos, mejores que nosotros, que estamos más dotados.
Sin embargo, ganarse la vida en las calles no es un deporte reconocido por la federación internacional de deporte adaptado o paralímpico o como pudiera llamarse una organización así.
Por eso nunca ganarán medalla. Apenas se ganan la vida. Sin embargo, desde aquí les hago un reconocimiento (que sé que nunca leerán) así como a muchos iguales a ellos, abandonados por la d=indiferencia y la frialdad en la que quienes somos “normales” tenemos un campeonato del mundo.