Gran parte de lo que pasó allí fue irremediable al invadir la mancha urbana los pasos naturales del agua. Pero otra cosa fue ver las calles llenas de la basura que arrastró el agua.

Circulé por allí como a las 11 de la mañana. Sobre todo en la avenida Emiliano zapata se podía apreciar el triste espectáculo de el camellón y las banquetas repletas de basura.

Casi todo eran bolsas de plástico de todos los tamaños. O sea, el descuido, la indolencia, el valemadrismo de todos nosotros.

Por supuesto, donde más basura había era en las coladeras.

Una buena parte de la tragedia (porque fue una tragedia para muchos) tiene culpables: la multitud de personas a las que no les importa en lo más mínimo cuidar lo que a duras penas tenemos.

Ese quizá sea el mayor reproche que se le debe hace a doce años de panismo. Primero el engaño que resultó ser Vicente Fox. Así como “el cambio” que tanto pregonó Sergio estrada.

Y luego que dejaron caer las estructuras morales construidas a lo largo de tantas décadas, que quizá no eran las mejores pero eran algo más firme que los que nos heredaron.

Hoy estamos llenos de niños y jóvenes egoístas, llenos de un individualismo que mata, carentes de la cultura del esfuerzo, que quieren hacerse ricos a la primera y que ven como los funcionarios se enriquecen a menos llenas por medio del robo de los recursos públicos sin que nadie les haga nada.

Los priistas ya hacían eso. Pero nos dijeron que eso se acabaría. Y no se acabó.

Hoy es necesario comenzar desde muy abajo para rescatar algo de lo perdido.

Si no lo hacemos, en el momento menos pensado puede brotar, como lo hizo la basura que ayer cubrió las calles del norte de Cuernavaca.