El ya fallecido Nelson Mandela tuvo como cualidad principal, a nivel de arte, su capacidad de perdonar a quienes lo tuvieron preso casi tres décadas. Al llegar al poder en Sudáfrica no tomó revancha sino que buscó la reconciliación exitosa entre la mayoría negra oprimida hasta la esclavitud y la minoría blanca opresora de su país.
Los que actualmente gobiernan México necesitarán un Mandela en el poder cuando ellos hayan dejado de mandar, para que les perdonen el inmenso daño que le han hecho al país y más con el que le quieren hacer, con eso del regalo del petróleo a sus patrones extranjeros.
Ojalá un mexicano esté en proceso de formarse ya con el espíritu del perdón. Pero perdonar no quiere decir olvidar ni dejar de lado la aplicación de la ley. Si existe la justicia en este mundo, tarde o temprano los vendepatrias de hoy recibirán en sus celdas un perdón que no merecen, pero que es señal de grandeza.
Pero los que quizá no merezcan ni perdón seamos los ciudadanos que nos quedamos expectantes ante tanto latrocinio en marcha. Y nadie protesta excepto unos cuantos, por el pretexto de que los reclamos se hacen en la ciudad de México, aunque sí tienen dinero para ir al estadio Azteca a ver sus partidos de futbol.
No, no estoy amargado; sólo me preocupa lo que quieren hacer unas centenas de personas que traicionan el mandato que recibieron con el voto.
Mientras, ojalá que quienes le dan el pésame a la familia de Mandela por lo menos lean, aunque sea en la wikipedia, la biografía del difunto.
Eso ayudará a entendernos mejor.
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