Ese autor sugiere que el Artículo 21 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (emitida por la ONU el 10 de diciembre de 1948) señala en su punto 3 que "La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público" y que por lo mismo es preciso y necesario reclamar que esa voluntad sea respetada. Los legisladores federales que últimamente usan las paginas de la Constitución como papel de baño nunca recibieron el mandato de regalar los bienes de la nación. O venderlos, porque hay que tener presente que los bienes raíces solo se pueden vender una vez y el caso es que nos quedaremos sin nada.
La voluntad del pueblo (y el pueblo está formado por todos, ricos y pobres, hombres y mujeres) ha sido secuestrada por un grupo reducido de lacayos de los poderes fácticos, a los que no les importa afectar el presente y el futuro (incluso hasta el pasado) de los demás.
Pero todo lo que digo no tiene caso, porque dicen que ni a quien le importa, ya que lo verdaderamente valioso fue que ayer los doce hombres en la cancha del equipo América llegaron ala final del torneo profesional. Todo lo demás, dicen mis paisanos, es lo de menos.