Tienen legitimidad conforme a sus reglas, pero si hubiera competencia para elegir representante, desde hace tiempo se habrían ido a su casa.
Rodríguez Sosa tuvo la suerte de rodearse de un halo de victimismo luego del tiempo que estuvo encarcelado y peleó para lograr su libertad, pero de allí salió para seguir siendo el mismo líder priista de siempre. Y el carisma -a veces hay que usar adjetivos generosos, aunque sean poco precisos- casi se le agota.
De Vinicio no hay nada más que decir. El señor sólo vive para cuidar sus negocios pero sus representados no tienen opción de elegir y deben conformarse con pagar sus cuotas para que ese señor tenga con qué comer.
Y lo mismo pasa con Manuela Sánchez López. Desde que le conviene es perredista y siempre representante de gente amolada que la aguanta porque no le queda de otra.
En el mismo costal podemos colocar a Tania Valentina Rodríguez Ruíz, usufructuaria del Partido del Trabajo, que de izquierdista tiene lo que usted o yo de astronautas, pero que sirve muy bien para mantener su cacicazgo.
De regreso al PRI, tenemos un ejemplo evolucionado en Maricela Sánchez Cortés, quien ya no ejerce control de lideresa, sino de prestamista, con contrato y toda la cosa, por lo que se asegura de mejor modo la fidelidad a su causa.
Y todos ellos y muchos más recibirán numerosos y grandes regalos navideños, salidos del dinero de sus representados, mientras estos, a los que defienden, se rascarán el bolsillo para ver si algo les queda después de tantas reformas, nuevos impuestos y recorte de derechos que los caciques de los principales partidos nos han recetado en los últimos meses, y muy especialmente en estas semanas.
Y todo viene a cuentas por la información del Instituto Estatal Electoral, que da a conocer que los partidos políticos en Morelos recibirán el próximo año aún mas dinero. El colmo.