Donde más esplendido será es en las casas de aquellos que se dedican a la política, ya que las cartas que esos señores y señoras escribieron contienen muchas peticiones.
Enormes cajas viajan ya en el trineo que vuela desde el Polo Norte rumbo a las colonias residenciales donde los políticos morelenses de nuevo cuño se acaban de mudar.
Santa Clos repartirá caros juguetes, finas prendas, tan finas como las bebidas que ese grupito echa a perder cuando les pone sidral u otro refresco, pero para eso tienen, para derrochar.
Lástima que el gordito barbón hace mucho haya agotado su dotación de artículos de primera necesidad para casos como el que nos ocupa.
Y es que en sus amplias bodegas no queda ni una pizca de honestidad, dignidad, buen criterio y otras sustancias que en la clase política local son desconocidas, por lo que habrían sido bienvenidas de existir.
Imagínese usted que eso se pudiera regalar. Viviríamos en un mejor país.
Sin embargo, no se puede contempalr ni como opción. Ni siquiera hay dosis de sentido compun, o de humildad. Incluso de valentía.
Por lo menos ojalá por error a algunos que celebrán en grande les llegue un par de lentes para ver mejor la realidad.
Pero bueno, ni para enojarse, menos ahora.
Por lo pronto, aprovecho para desearle, amable lector, amable lectora, una muy feliz navidad y una abundante salud para usted y sus seres queridos.