Claudio Lomnitz, destacado intelectual, escribió ayer en el periódico nacional La Jornada que no ve en Morelos ninguna respuesta social a los abusos y se pregunta (luego de enumerar los excesos que permite la autoridad) dónde quedó esa reacción.
Ese espíritu contestatario efectivamente está anestesiado, por eso somos tan aguantadores los morelenses. Sin embargo, no se ha ido y sólo basta con esperar a que la gota de la provocación colme el vaso de la paciencia para que la ciudadanía salga a las calles a decir sus verdades. Es cierto, la indignación no dura mucho y es fácilmente cooptable.
Pero de que está latente y con posibilidad de asomar la cabeza, pues está.
En el caso que nos ocupa, la bienvenida al jefe policiaco ha sido con una exhibición de violencia. Y no puede ser respondida de la misma forma. Primero, porque hay inocentes de por medio. En segunda, porque no se sabe que tan asimétricas son las fuerzas que se enfrentarían.
ya Felipe Calderón dijo su babosada de que no pensaba encontrar una fuerte respuesta del narco cuando declaró su sangrienta guerra contras las drogas. NO es necesario repetir esa historia a escala local.
Se requiere de cabeza fría, muy fría, para poner un remedio.
Y el nuevo "encargado de despacho" de la SSP tiene que tenerla, para que no se comporte como chivo en cristalería.
El Poder y La Gloria
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Respuesta inteligente
El nuevo secretario de Seguridad Pública ha sido recibido con un brote de sangre que dejó al menos siete muertos en 24 horas. A él no le toca perseguir los delitos, sino prevenirlos, por lo que no tiene la responsabilidad de esclarecer esos homicidios, pero sí de ponerse trabajar para que no se repita una jornada tan roja como la de ayer.
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