Los abusos de los grandes comercios a la hora de reetiquetar precios ha tenido el principal (y falso) argumento en la aplicación de nuevos impuestos o nuevas tasas.
Pero como ya comenzó el enésimo campeonato de futbol y ya viene el mundial de la especialidad, pues ni quién se fije.
Mientras se transmitan los partidos de futbol, los compatriotas pueden aguantar lo que sea. Eso sí, se merecen que el equipo "mexicano" pase a la segunda ronda, al menos, en Brasil, como pago a tanta resistencia.
Es la pura realidad. No hay ni una pizca de exageración en lo que digo.
México es un país tan sufridor que al menos merece siquiera una vez cada cuatro años una dosis mayor de su opio favorito.
Y por las millonadas que ganan, esos jugadores tiene la obligación de desquitar siquiera un poquito el sueldo y, ni modo, sudar la camiseta.
Por lo pronto, ya hay esperanza de que la inflación deje de tener su foco principal de alimentación, porque ya no habrá "gasolinazos"... en el 2015. Como sea -dicen los expertos del gobierno- un año se va rápido.
Ignoro cómo justifican que el argumento principal para subir cada mes el precio de los combustibles ya no existe: todo comenzó porque la gasolina en México -decían- era más barata que en Estados Unidos, donde se compra.
Pero ni argumentos necesitan, sólo los suficientes partidos de futbol.