Han recorrido diversos puntos de Morelos -lo que no hacían cuando gobernaban, excepto para tomarse la foto- para señalar la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el propio.
Todo lo que denuncian es cierto, o mucho de eso, pero no mencionan que hace apenas trece meses ellos propiciaron mucho de lo que ahora critican, especialmente el abandono de la seguridad pública y el baño de sangre que eso trajo a Morelos.
Deben admitir que la corrupción es su fuerte, y tirar la piedra y esconder la mano.
Y dar impunidad a los suyos, como lo exhiben numerosas pruebas.
Si comenzaran a hacer un acto de expiación y reconocieran -con detalles- lo que hicieron mal, no sentiría que sus esa sensación de burla que me provocan sus conferencias de prensa.
Es lo mismo que produce Fidel Demédicis cuando habla como acostumbra, o Javier Orihuela o tantos más.
O quizá sea la impotencia de ver como ciudadano que esa gentuza está al margen de la ley y nadie los puede tocar.
El Poder y La Gloria
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Gentuza
El PAN -un blanco predilecto de esta columna cuando no hay tema relevante- continúa con su persistente campaña que considera al ciudadano morelense como un menor de edad desmemoriado.
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