Aunque él lo negó, no me parece que haya habido la suficiente convicción en esa negativa a admitir una influencia externa en su trabajo de legislador. Son intereses personales lo que le mueven y no el interés público, independientemente del significado social que esa medida puede acarrear.
No tendría nada de extraordinario que fuera esa influencia la que encaminara el trabajo del legislador. No sería el primero. Sin embargo, él está obligado a mostrar congruencia entre lo que dice y hace, por lo mucho que ha promocionado los objetivos de su labor.
Del dicho al hecho hay mucho trecho. Y el entusiasmo que ha puesto en el trabajo de referencia puede interpretarse como que cuando el río suena, agua lleva.
La mujer del César no sólo debe ser honrada, sino parecerlo. Así lo dijo el César. Ni más ni menos.
Por lo pronto, debería promoverse una ley que prohíba convertir la cosa pública en un circo y a los que allí actúan en animales, por muy humano que sea su aspecto, eso se agradecería más.
Lástima que por abordar el tema ya no pude continuar con lo que ayer hablaba de los políticos y el especial odio que una figura no tan animal les guardaba hasta que lo mataron.
Mañana será.
El Poder y La Gloria
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La sombra de la duda
Ayer por mis compañeros de trabajo asignados a la fuente del Congreso local me enteré de que el diputado local Jordi Messeguer Gally fue cuestionado sobre el hecho de que su novia es la principal interesada en prohibir en Morelos los espectáculos del circo con animales.
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