Aquellos que asumen la decisión personal de dedicar su vida a cometer crímenes para vivir del rédito que éstos producen tienen su motivación principal en lo difícil que resulta que sean castigados por la ley.
Sólo los más tontos caerán en la cárcel, hagan lo que hagan. Y aún tras las rejas tiene una alta probabilidad de ser absueltos o, incluso, de escapar.
Eso hace que mi gremio esté en peligro constante. En Morelos no hemos llegado -afortunadamente- a los niveles de riesgo de estados como Veracruz o Chihuahua, pero llegaremos si de manera general quien comete un crimen escapa sin mayores consecuencias.
Se debe mejorar de forma urgente la prevención, pero también la investigación. Mientras Alberto Capella juega a asustar con palabras a los criminales, el procurador tiene que implementar con lo que tenga una mejor estrategia para investigar tanto delito que se ha cometido.
Que los policías ministeriales que están como escoltas se reincorporen a la investigación ayudaría mucho a paliar el déficit que hoy se padece.
En fin, mientras exista impunidad se alentará la comisión (así dicen los abogados) de nuevos delitos.
Y no ayuda en nada a la imagen de la justicia que caigan tras las rejas sólo ex alcaldes priistas. Hay perredistas y panistas igual de culpables, a los que nadie toca. Esas cosas hay que corregirlas para que no sólo los periodistas nos sintamos más seguros, sino toda la sociedad.
El Poder y La Gloria
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Impunidad
La incapacidad de las autoridades de todos los niveles para perseguir los delitos, la enorme maraña burocrática creada para hacer desistir al ciudadano víctimas de un delito de denunciar los hechos, ha creado una enorme capa de impunidad para quienes infringen la ley de manera intencionada, ya sea para robar, engañar, secuestrar o matar.
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