Ya tenía tiempo que no participaba en una protesta así. La última vez que recorrí las calles del centro de Cuernavaca fue hace casi doce años, cuando el nefasto Sergio Estrada Cajigal ordenó el encarcelamiento de dos de mis compañeros de trabajo y porque todavía tenía la intención de meter a otros más.
Esa vez no quisimos ser como el resto de los que toman las calles y se dejó un carril para que el tráfico fluyera, lentamente pero de forma continua. El helicóptero del amor con dos hombres armados colgando de cada puerta nos "escoltó" generosamente, para probar que ante personajes como ese señor la palabra tiene mucha fuerza.
Ahora en esta marcha se bloqueó toda la calle mientras marchábamos. Igual que hace once años, once meses y algunos días, a nuestro lado marchaban José Martínez Cruz y Juliana García Quintanilla.
La protesta buscaba ser lo más parecido a global, y era una réplica de la que se anunció en la ciudad de México y en otros lugares del país.
Una parte de los marchistas eran ciudadanos solidarios. Pero la convocatoria no fue tan de impacto para todo el gremio, que se abstuvo de participar por múltiples razones.
Y eso que era una acción preventiva, para señalar que en Morelos estamos unidos ante la posibilidad de que se dé alguna agresión.
Algún día seremos lo suficientemente gregarios, pero mientras tanto habrá que esperar para medir el impacto de la reacción periodística ante la impunidad por la muerte de tantos colegas.
El Poder y La Gloria
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En la marcha
Ayer participé en la marcha que mi gremio organizó para protestar por el asesinato de un periodista veracruzano. También hubo reclamos por agravios locales.
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