Y quien debería evitar que esas cosas pasarán, o por lo menos oponerse, es la defensora de los derechos humanos, la ombusdman (palabra sueca que en masculino quiere decir "defensor del pueblo") que sin embargo sólo actúa cuando hay cámaras y micrófonos de por medio.
Ella es cliente habitual de esta columna. Y no es nada personal, sino sólo la preocupación porque el organismo que debería defendernos de los abusos de la autoridad fue casi invisible durante los peores periodos que ha vivido el estado de Morelos, cuando nos teníamos que cuidar de la delincuencia y del Ejército.
Esa etapa aciaga ya pasó, sobre todo por el valor de varias familias trágicamente afectadas. Y aunque apenas había tocado el tema, creo necesario volverlo a abordar porque la famosa ombusdman se preocupa ahora por los jornaleros, pero porque dos de ellos se han visto involucrados en una noticia de gran repercusión. De otra forma seguirían no los miraría.
Esa oficina burocrática debe funcionar. Hay gente que no delinque, que respeta la ley y que sin embargo sufre de abusos por parte de las instituciones y tiene que rascarse con sus propias uñas. Y no es justo porque se gasta dinero público para que eso no suceda.
Por lo menos eso es lo que pienso.
El Poder y La Gloria
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Sólo con reflectores
La situación de los jornaleros agrícolas que participan en las labores de siembra, corte y acarreo de la caña de azúcar siempre han sido precarias. Especialmente en lo que se refiere al corte, las duras jornadas de trabajo para hombres, mujeres y niños también son habituales y quienes viven cerca de la zona de abasto de nuestro sin genios nos hemos acostumbrado a mirar a los cortadores con una total indiferencia, como si fuera su destino sufrir así.
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