La persona detenida y presentada ante un juez será juzgada sólo si la autoridad, en este caso la Fiscalía General, ofrece pruebas de culpabilidad. Si estas no son convincentes, el acusado saldrá libre, como ha ocurrido con muchos delincuentes que escaparon a la acción de la justicia por una falla en la acusación, que puede ir desde la forma en que fue detenida la persona, hasta indicios de tortura o fallas o incluso ausencia de pruebas periciales básicas.
Por eso me preocupa que Alberto Capella sea tan tolerante con sus policías, a los que parece les ha dado la consigna de actuar como quieran, como si eso no importara a la hora de combatir los delitos.
Y lo digo por la detención de cuatro personas en el municipio de Temixco. Las acusan de secuestro, aunque no presentan a sus víctimas y las fotografías que de ellos divulgaron muestran claramente a un hombre golpeado en el rostro y a una mujer con el pantalón manchado por su orina.
Como más de uno escribió en Facebook, esas imágenes les ayudarán a recobrar su libertad en alguna parte del procedimiento judicial al que forzosamente serán sometidos. Si son inocentes será lo justo, pero si son culpables de lo que les acusan, la libertad que se toman los policías en Morelos ayudará a que gente peligrosa siga en la calle, y ahora con el rencor adicional de la golpiza.
Desde el punto de vista de cualquier ciudadano, y especialmente de las víctimas, los delincuentes no merecen un buen trato, pero la ley dice otra cosa. Y también dice que cuando no se respetaron las garantías de los detenidos la aprehensión es ilegal .
De haber sabido que el método de Alberto Capella era promover la tortura, nos habríamos quedado con el general Leopoldo Díaz Pérez, al que no por casualidad le pasó infinidad de ocasiones, cuando que detenía a supuestos delincuentes, que quedaban libres poco después porque no se podía acreditar la legalidad con la que fueron atrapados.
Aparte, como ya lo he denunciado, las principales víctimas de los policías abusivos son los ciudadanos inocentes, gente desarmada y con la mala suerte de estar en el lugar y la hora equivocada.
Por eso insisto: la justicia oral (buena o mala) está vigente y señala reglas claras y sencillas para someter a proceso a un ciudadano. Si no se cumplen, el acusado sale en libertad, aunque sea culpable.
Por cierto, la tortura es un delito grave. Y quienes la practican pueden terminar con sus huesos en la cárcel, como ya ha pasado en Morelos.
El Poder y La Gloria
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Torpes
Los delincuentes que violan la ley en Morelos son juzgados por el sistema de justicia acusatorio adversarial, que se basa en el principio de presunción de inocencia.
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