Resulta que salí al mercado con uno de mis hijos y estábamos de compras cuando de repente un sonido de sirenas inquietó a toda la gente. Compradores y comerciantes salieron a la calle, y los que estábamos cerca de la avenida principal de Jojutla -donde ocurrieron los hechos aquí narrados- pudimos comprobar que el escándalos provenía del desfile de patrullas y ambulancias que anunciaban así el inicio del operativo de seguridad especial por la semana santa.
Ver de qué se trataba nos tranquilizó después del susto, ya que pensábamos que algo importante había ocurrido. Y no precisamente bueno.
Pero ya más calmados seguimos de compras con toda la calma del mundo y tardamos en regresar al hogar.
Pero nada más entrar a la casa quienes allí estaban respiraron aliviados, porque también se alarmaron con las sirenas y sólo imaginaron que alguna tragedia acababa de pasar. No pensaron en otra explicación más que esa, debido a que ya sabemos que las cosas de violencia ocurren de repente.
Me dicen que la caravana de patrullas y una ambulancia recorrió con la sirena abierta varios municipios, por lo que los asustados fuimos muchos.
Quien haya sido el responsable de esa idea grande debería dar la cara, por lo menos, y disculparse por ignorar nuestra realidad. Al menos eso pienso.