Mi compañero Jesús Dorantes retrató ayer otra más de esas crueles escenas: un trailer cargado de refrescos se quedó sin frenos y se volcó en el libramiento de la autopista, cerca del entronque con la avenida Vicente Guerrero.
Los vecinos de la zona -supongo que eso era- se lanzaron a recoger todo lo que pudieron. Los envases plásticos salieron de sus envolturas y quedaron regados en el acotamiento.
Y allí llegó la gente a saquear los restos de algo tan trágico, porque el conductor de ese pesado vehículo acababa de fallecer.
No es el único caso. Los accidentes de ese tipo de vehículos por lo general ocurren en las mismas zonas de la entidad, pues están bien identificados los lugares peligrosos (aunque no por eso se toman medidas para disminuir el riesgo) y por eso la rapiña ocurre en los mismos sitios.
Los vecinos están a la espera de que ocurra el accidente para sacar provecho.
Y eso es verdaderamente triste.
Ojalá que se promueva por la televisión oficial alguna campaña concientizadora, en lugar de poner esos horribles comerciales en donde entrevistan a secuestradores que han sido condenados a largas penas de prisión. Hasta los ponen como víctimas, especialmente a las mujeres, que incluso lucen maquillaje y se quejan de lo que no podrán hacer por estar en la cárcel, las pobrecitas.
A mi no me parece que eso desincentive el secuestro, sino que genera lástima hacia los que están en la cárcel, aunque su crimen haya sido terrible.
Mejor que ocupen ese espacio en denostar conductas horripilantes. La de los secuestrados, la de los que roban, la de los saqueadores. Y ya de paso, la de los políticos corruptos, los más abundantes de todos.
El Poder y La Gloria
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Horrible conducta
Una de las cosas más feas de Morelos es la actitud de una parte muy pequeña pero muy visible de su gente. Me refiero concretamente a aquellos que, cuando un vehículo con mercancía de cualquier tipo se accidenta, se hacen presentes para saquear los despojos.
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