Los panistas tienen una enorme carga de conciencia que, por supuesto, no asumen: en los doce años de administraciones blanquiazules una enorme superficie de terrenos agrícolas de primera calidad y de zonas sin uso pero de selva baja caducifolia principalmente fueron convertidas en zonas habitacionales, con casas construidas con materiales frágiles pero con falsa apariencia para que pudieran ser vendidas a precios estratosféricos.
 Y sin servicios públicos.
Apenas hace dos o tres días vecinos de uno de esos lugares construidos donde antes no había nada mas que un poco de vegetación cerraron la carretera Zapata-Zacatepec para exigir el agua que no les llega.
Todos esos terrenos deforestados para colocar viviendas antes contribuían a recargar los mantos freáticos, a evitar tolvaneras y en general todas las desastrosas consecuencias que hoy vivimos.
Los panistas involucrados en el negocio se hicieron muy ricos. Hoy viven bien, lo disfrutan y lo presumen, pero los fenómenos meteorológicos potentes e imprevistos que cada vez con más frecuencia causan estragos son un recordatorio de que la deforestación tuvo un precio que todos pagamos, aunque las ganancias sólo fueron para unos cuantos.
Por otro lado, sobre mi queja de ayer en torno a la gente que acostumbra saquear los sitios donde ocurren accidentes, ya me dijeron cuál es la única y verdadera solución: que la Policía arreste a los saqueadores. Y es cierto, pués hoy hacen esa labor debido a que ninguna autoridad se aparece, al grado de creer que es normal llevarse lo que queda tirado en la cinta asfáltica luego de algún percance. Tan fácil.