No es lo único malo que nos dejó: periódicamente ocurren accidentes de tráfico en el que participan unidades del transporte público en malas condiciones mecánicas, a pesar de que supuestamente se sometieron a una revisión.
Ni qué hablar de la corrupción. Son demasiados pecados, si quisiéramos reducir todas esas cosas a simples faltas morales o religiosas. Pero en realidad no son pecados, sino delitos los que cometió Gómez Basilio, lo que a la vista de todo el mundo lo descalifica para ocupar otro cargo público.
Por eso mismo, no sería mala idea comenzar una campaña para exigir que ese señor no tome posesión de la magistratura que le regalaron. Cuando llegue el momento de ocupar el cargo sería un único acto de valor renunciar.
Así como la presión social hizo que el diputado Alfonso Miranda quedara excluido de la comisión que premiará el trabajo profesional de los periodistas que se inscriban conforme a la respectiva convocatoria, así mismo debe ocurrir para que David Gómez Basilio se regrese al sitio donde debe estar. No, no propongo mandarlo tan lejos, me refiero solamente a que se aleje de la nómina oficial. Nada más.