Como buenos mexicanos y al grito de que el calor es el calor, no hubo el suficiente respeto a la prohibición.
Por eso, creo que menos lo habrá para la ordenanza que cada año pretende alejar a la gente que vive en zonas peligrosas de las orillas de ríos y barrancas cuando empiezan las lluvias. Y ya comenzaron, con el primer ciclón de la temporada, que a todos nos agarró desprevenidos, pues hace apenas unos días todavía estaban por aquí los frentes fríos, fenómenos típicos del invierno.
Y las lluvias son del verano, porque parece que tendremos un año sin primavera, debido al cambio climático que hemos provocado los seres humanos.
Pero las consecuencias pueden ser nefastas, porque éste año se espera que las lluvias sean de gran intensidad, quizá no con la frecuencia normal (aunque a estas alturas ya no sé lo que es normal) pero sí con precipitaciones intensas en determinados lugares de la geografía morelense.
Los sitios peligrosos ya están identificados y allí vive gente. Gente que tiene sus razones para ser terca pero que esta vez está más cerca de sufrir una tragedia.
Así es que los funcionarios del área deberán ponerse a pensar en qué medidas asumir para que luego no los acusen de negligentes.
El Poder y La Gloria
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Lluvias fuertes
En la semana santa, las autoridades municipales lanzaron más de un exhorto a la población, para evitar que se usaran como áreas recreativas las zonas del río Amacuzac que se desbordaron el pasado septiembre. El río arrastró infinidad de materiales, por lo que en su orilla podría haber riesgos para los bañistas, lo mismo por vidrios que por metales sueltos.
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