Lo mismo hicieron el día del niño. Lo más visibles en esas fechas son todos aquellos hombres y mujeres que no tienen un cargo público pero que "generosamente" regalan -aparentemente de su propio dinero- cosas que tienen una efímera utilidad y que se encuadran más en el famoso pan y circo -más circo que pan- que en el asistencialismo. O si acaso un poco de esto último reducido casi a limosna.
Ojalá que las leyes electorales secundarias que falta por aprobar contemplen fuertes sanciones para las campañas electorales anticipadas.
Me daría mucho gusto que quedaran eliminados de la contienda todos aquellos que desde hace meses se promueven descaradamente.
Quienes en su momento buscarán una candidatura pero sin hacer ostentación de sus planes podrán -si las leyes lo permiten- impugnar a todos aquellos tramposos (eso es lo que son, no creo que algo mejor) que se adelantaron a las fechas.
Vicente Fox Quesada fue en mala hora presidente de México por dos factores: consiguió el voto de gente poco pensante que se entusiasmo por signos exteriores que nada tenían que ver con la realidad. Y porque se promocionó desde años antes de la elección mediante los recursos que tenía a la mano como gobernador de Guanajuato.
La estela de daños que dejó aún no acaba. Incluida su trágica herencia cuyas iniciales son Felipe Calderón Hinojosa.
Bastaba con castigar sus conductas inapropiadas para estar a salvo de tener un presidente como él. pero eso no pasó.
Ojalá y en el 2015 los adelantados y los vivillos se queden fuera de la competición, para poder votar por los menos malos.
Por lo pronto, ahora todo eso es apenas un montón de buenos deseos.