El precio al que se paga la tonelada de caña de azúcar no se fija con criterios políticos, sino comerciales.
En los viejos tiempos del priismo dinosaúrico los productores de ese cultivo tenían una privilegiada protección del gobierno. A cambio, el llamado entonces "voto verde" era para ya saben cuál partido.
No había manera de obtener recursos públicos para el campo si no se pertenecía a la CNC o a algunas otras filiales priistas del sector agropecuario.
Pero los precios de prácticamente todos los productos estaban controlados por el gobierno y no se regían por la oferta y la demanda.
bastaba la voluntad del presidente para que los ingresos de los cañeros (y de los arroceros y otros cultivos protegidos) subieran. O bajaran.
Así, para reclamar los agravios a un sector bastaba con preparar protestas políticas que casi siempre daban buenos frutos.
El problema es que desde hace varios lustros las cosas ya no son así, pero los agricultores morelenses parecen no entenderlo y se dejan arrastrar por sus líderes, que seguramente realizarán marchas para reclamar que el gobierno del estado -técnicamente sin vela en el entierro- les pague una suma determinad apara compensar la próxima caída de sus ingresos, como si lo mismo hiciera con comerciantes o empresarios de cualquier tipo cuando tuvieran pérdidas.
Así es que preparémonos para ver salir a la calle a los tradicionales lentes oscuros de Félix Rodríguez Sosa (con el propio Rodríguez Sosa bien pegado al armazón) listos para enchincharle la vida a automovilistas y peatones, porque es más fácil que dar la pelea donde se tiene que dar, en los mercados y en las negociaciones internacionales.