El deterioro de su salud fue rápido pero él se empeñó en no abandonar sus obligaciones casi hasta el final.
Le guardo aprecio y reconocimiento.
Pero como dijeron sus hijos durante el sepelio: si nos viera que estamos aquí perdiendo el tiempo ya nos habría mandado a trabajar. Y justo eso es lo que hay que hacer.
Y hay mucho qué decir. Pero vuelvo a un tema que me preocupa hondamente: el gobierno usa descaradamente la hipnosis del futbol para modificar nuestras leyes y entregar a las empresas extranjeras las empresas y los recursos de propiedad nacional, y hacer otros cambios que significan retrocesos.
Ya no disimulan, como ha quedado claro al conocer el calendario legislativo, empatado con los partidos del famoso "mundial".
Mis compatriotas son (somos) hijos de la mala vida. Si la sociedad civil existiera y se manifestara, los políticos no podrían hacernos lo que nos hacen.
Pero no tienen contrapeso a sus actos.
La dictadura perfecta, como Mario Varga Llosa definió a los gobiernos priistas, sobrevive al dar continuidad al régimen sin importar la cara de los políticos.
Ahora bien podría ser el presidente de México Fox, Calderón, Zedillo o Peña Nieto. No se nota la diferencia.
Sólo la hubo en el 2000 cuando el farsante y corrupto de Fox tenía credibilidad y su electorado esperaba que todos los corruptos priistas terminaran en la cárcel.
Pero no terminaron en prisión, sino segundos en la lista de los más corruptos, después de los panistas, que hoy se alzan con ese puesto.
Pero por lo pronto, los mexicanos debemos prepararnos para despertar, después de que acabe el mundial, en un país nuevo, ya que el nuestro será regalado en esas cuatro semanas a los patrones de nuestros políticos.