Venidos desde Puebla con la promesa de obtener un determinado salario, esos hombres se llevan la peor imagen de la entidad, pués ni cobraron lo que les dijeron y aparte fueron amenazados por el delictuoso acto de reclamar su dinero.
Pero lo que más me preocupa es la repetición del acto que la Policía tiene ya bien ensayado: la amenaza primero y luego la detención a los ciudadanos que captan en video o fotografías los excesos de la fuerza pública.
Estoy seguro de que si lo que se fotografiara o grabara fueran hechos heroicos, como el enfrentamiento con peligrosos delincuentes o el rescate de ciudadanos en apuros, los propios uniformados se sentirían orgullosos de que los captaran en acción.
Pero en lugar de eso han creado un nuevo delito en esa acción de fotógrafos y camarógrafos, aficionados o profesionales. Y actúan como si realmente fuera legal perseguir a los que usan cámaras de cualquier tipo.
En la vía pública es legal tomar imágenes. Y no se necesita ser periodista para tener ese "derecho".
Si meten a un ciudadano a la cárcel por ese motivo, seguramente alegarán alguna conducta impropia para justificar su acción. Pero sí hay un delito: el que numerosas veces han cometido los policías y que se llama abuso de autoridad.
Ojalá los ciudadanos que han sido detenidos por esa causa presenten una denuncia. Es el único mecanismo que puede inhibir ese tipo de excesos. Cuando más de un policía vaya a la cárcel por excederse en sus funciones -en defensa de malos actos- dejarán de abusar.
En lo personal reconozco que la labor policiaca es ingrata, peligrosa y mal pagada. Por eso quienes a ella se dedican no deben manchar el uniforme que tanto representa. Los ciudadanos comunes no somos el enemigo.