Es una cifra que se remonta a alrededor de catorce años y coincide con los doce años de gobiernos panistas, que pusieron de moda los elevados sueldos a los funcionarios de primer nivel con el pretexto de combatir la corrupción y acabar con hipocresías.
Quizá lo segundo lo lograron pero no lo primero. Y en cambio fueron ampliamente imitados por todos los alcaldes en turno, que se autorizaron sueldos sin comparación con lo que ganan los ciudadanos comunes.
De allí comenzaron los problemas financieros en los municipios. Y en un nivel más elevado que el problema de deuda que dejó Antonio Riva Palacio al término de su sexenio en todos aquellos municipios a los que obligó a introducir redes de drenaje financiadas con créditos que consumieron los recursos públicos durante tres trienios.
Ahora no sé cuantos años las cosas seguirán igual. Porque nadie hace nada.
Para empezar los que provocaron la deuda quedaron impunes e inmensamente ricos, sin remordimiento de conciencia y sin preocupación, aunque eso sí, severamente señalados por la sociedad.
Pero la deuda sigue allí y tiene que pagarse, con todo e intereses.
Ese es uno de los grandes problemas de la economía estatal.
Y nadie ha ofrecido una solución, ni siquiera por error.