El artículo habla de la valentía y generosidad del consul azteca que en la guerra civil española salvó miles de vida y le dio dignidad en la muerte a muchos también.
"...Esta era, agravada más tarde por el hostigamiento del gobierno de Vichy, la situación de los refugiados cuando México se convirtió en la tabla de salvación de muchos. Por un lado, dio asilo a los que se marchaban. Por otro, protegió a los que se quedaban. Dio incluso dignidad a los muertos: fue la bandera del águila y la serpiente la que cubrió el ataúd del presidente Azaña cuando las autoridades francesas prohibieron que lo cubriera la republicana. La moderna proliferación de muros fronterizos está a punto de llevar al terreno de la literatura fantástica la actitud de los mexicanos, que no se limitaron a cuidar de los suyos —nadie les hubiera pedido más— en una Europa nuevamente dispuesta a la masacre".
Hasta allí la cita, pero el autor del texto (al que lamento no poder nombrar, porque no encuentro su firma) señala que el cónsul Gilberto Bosques, el héroe de la historia "cuando quisieron agradecerle un arrojo que le costó ser confinado por los nazis bajo arresto domiciliario, respondió: “No fui yo, fue México”.
Y me pregunto ¿dónde quedó un país capaz de gestos como ese y mucho más?
Hoy sólo tenemos privatizadores del petróleo, promotores de la reelección del gobierno de los peores, entreguistas del territorio nacional y cosas peores, gracias a la impunidad que con el paso de los años le dimos, sin darnos cuenta, a los que gobiernan.
El Poder y La Gloria
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FRONTERIZOS
Lamento haber perdido las referencias de un texto publicado hace unos días en el periódico español El País, donde se habla de mi amado y sufrido país y una de sus caras más olvidadas, la solidaria, que ya no se da ni con los extranjeros y mucho menos con los mexicanos.
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